Hoy os quiero contar una pequeña anécdota de la que yo he obtenido una interesante lección.
Mi familia dispone de un piso cuyo alquiler contribuye a la economía familiar de manera relevante. El hecho de no disponer de este ingreso desde hacía más de tres meses estaba alterando la estabilidad anímica de todos, inclusive de los más pequeños.
A comienzos de septiembre, además del reto que la vuelta a la rutina supone para todos, el mes venía acompañado con la necesidad perentoria de alquilar el piso.
De alguna manera, probablemente inconsciente, yo debía considerar que no era mi tarea y pese a que había colaborado insertando anuncios en Internet, revisando a diario los correos electrónicos y de otras muchas maneras indirectas. Sabiendo cómo funciona la Ley de la Atracción yo era la primera en confiar en que el Universo haría todo lo posible por responder a mis deseos: en este caso alquilar el piso.
Pero los días iban pasando y con ellos se incrementaba el nivel de nerviosismo familiar.
Decidimos hacer algo más El siguiente paso fue dedicarse a pegar carteles por las zonas cercanas. Algo que personalmente asumí mal, puesto que me desagrada, tengo mucho trabajo, considero que no sirve para nada… o cualquiera de las excusas que queráis encontrar. Aún así lo hice.
Siguieron pasando los días y no solo el piso seguía vacío si no que nadie llamaba ni se interesaba por él, pese a la inversión de dinero en publicidad o de tiempo en pegar carteles.
Decidí tomar cartas en el asunto e implicarme realmente en ello y para eso EFT y ThetaHealing fueron mis herramientas fundamentales.
En primer lugar trabajé mis sentimientos:
* Aunque no me gusta pegar carteles ofreciendo el piso
* Aunque considero que éste no es mi trabajo
* Aunque creo que esto no va a funcionar
Lo segundo fue tomar la decisión, por mí misma de ir a colocar por segunda vez los carteles. Cuando los imprimí, los toqué y con un ejercicio de instalar sentimientos (que se aprende en los cursos de ThetaHealing) impregné esos carteles sensaciones para que fueran llamativos y gustasen.
Cuando fui a colocar esos carteles no llevé mi mp4 para oír música, estuve durante dos horas recorriendo diversas calles y poniendo carteles con mi atención plenamente centrada en lo que hacía. Todas y cada una de las veces sentí la emoción de que el cartel era llamativo y atractivo para el inquilino ideal de mi piso. Viviendo el presente, estando en el ahora.
¿…Y qué ocurrió?
Esa misma tarde comenzaron a llamar personas interesadas por el piso. Durante una semana lo visitaron más personas que en los tres anteriores meses que había estado tratando de alquilarlo.
Todas ellas parecían encantadas con el inmueble. Antes de concluir la semana el piso se alquiló, exactamente al mismo tipo de persona que mi familia había pensado que sería la ideal.
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